No daba abasto; apenas podía recorrer unos cuantos metros sin que la gente la importunara. Todo el mundo quería saludarla; todos estaban deseando darle dos besos (y la correspondiente enhorabuena, claro). Estaba "feliz" y "nerviosa" a partes iguales. Pasara lo que pasara, fuese cual fuese el escenario, ella tenía decidido que iría de punta en blanco. "Me he puesto de día grande", aducía antes de enfundarse el mono -imaginario- de oradora.

Pocas veces se ha visto la Biblioteca Pública Adolfo Suárez tan llena como lo estaba este 8 de mayo de 2024. La bendita culpable de que así haya sido es Sonia Merino, una enfermera autóctona que, tras encontrar en la escritura algo más que un simple hobby, ha presentado en sociedad su primerísima novela firmada. Familiares, amigos, vecinos, conocidos... Nadie quería perderse lo que estaba por venir. "Se ve que la gente me quiere", bromeaba sin quitar ojo a su masa de fans.

Llevaba "meses" pensando en ello. "Soñaba con este momento", reconocía ella misma. No quería emocionarse; quería mantener la compostura y disfrutar plenamente de lo que, momentos antes de la presentación, no ha dudado en calificar ante la prensa como "un día grande". Al final, no ha podido evitar que se le escapara alguna que otra lágrima.

Lo de que el lleno rozaba el sobreaforo no es una exageración: la Dirección del centro bibliotecario se ha visto forzada a habilitar asientos adicionales conforme iban llegando más y más asistentes. A las noventa sillas que hay perennes en la sala de usos múltiples del recinto, ha habido que sumar cerca de medio centenar para poder dar cabida a tantísimo espectador. A pesar de los esfuerzos, estos han sido del todo insuficientes: más de uno se ha tenido que quedar de pie. "Un mal menor", revelaba uno de los (muchos) curiosos.

El libro que ha propiciado que la Adolfo Suárez rebosase hasta los topes lleva por nombre Déjame mirarte. La obra, publicada bajo el sello de la editorial Libros y Literatura, "combina -en palabras de su autora- romance y suspense" a lo largo de sus más de 400 páginas. La acción transcurre "entre Cádiz y Sevilla". Protagoniza el relato Marina, "una doctora gaditana que se reencuentra con Samuel, un personaje de su pasado", uno con el que tuvo un affaire "ocho años atrás" y que, sin comerlo ni beberlo, "desapareció misteriosamente de su vida".

El nudo llega cuando la protagonista es secuestrada por ese enigmático personaje secundario al que, tiempo antes, creyó el amor de su vida. Al hilo de ello, empiezan a surgir "muchas tramas", pormenores que, poco a poco, van dando forma a la narración. "Y hasta ahí puedo leer", esgrimía Sonia a preguntas de los periodistas.

Como toda buena obra, la que hoy nos ocupa es fruto de la más azarosa casualidad. Merino, asidua escritora de "relatos cortos", empezó a volcar sobre el papel "uno de tantos" hasta que, poco a poco, este comenzó a tomar consistencia. "Vi que tenía una fuerza especial, que los personajes tenían profundidad", explicaba. Tal fue el 'enganche' que, a los meses de arrancar, la autora decidió darle continuidad a ese escrito que echó a andar "sin premeditación ninguna". El resto, como suele decirse, es historia.

Ilustra la portada de la publicación una ceutí llamada Sara Casas. A diferencia de todo lo demás, la elección de su rostro no es accidental. Sonia conoció a la joven hace ahora "dos años", cuando aún llevaba la novela "por la mitad". Nada más cruzar palabra con ella, la escritora vio en la muchacha a su protagonista. "¡Es que es Marina!", se dijo para sus adentros. A ello, hay que añadir un sutil detalle: "Es una chica muy atractiva, un bellezón".

Aunque empezó a escribir "hace cinco años", la presentada este miércoles es su primera novela. No sabe si de muchas, pero sí sabe casi con total seguridad que de alguna más. A falta de conocer si venderá o no los (pocos) ejemplares que aún hay en stock, Sonia no descarta confeccionar "una segunda parte". Su mente, desde luego, ya ha empezado a elucubrar; el primer conato de inspiración le vino la pasada Semana Santa "mientras hacía el Camino de Santiago". Pese a que ahora quiere "descansar", todo apunta a que puede haber epílogo.

A fecha de 8 de mayo, Merino dice haber despachado "una cantidad enorme de libros". Lo ha hecho, para más inri, "en tiempo récord": doscientas treinta copias en apenas dos semanas; ni una más ni una menos. "Ha sido todo súper rápido", sintetizaba la ceutí, pletórica y rebosante de felicidad por lo mayúsculo de la acogida.